viernes, 14 de agosto de 2015

7 de julio

Nunca pensé que el día 7 de julio escribiría una nueva página en mi vida:

Desperté de mi gran sueño, un sueño que creí nunca despertar. Me destapé de mis sabanas y fui hacia mi ventana... El sol ya se fue, dando paso a la luna que me saludaba. Al señor ratón grité, ya que era vecino mío y me pregunto si iría a la playa.


-¿A la playa para qué? -Pregunté.

-Todo el mundo irá a la playa, una gran fiesta habrá allí....la gran música sonará y todo el mundo bailará. ¿Te lo vas a perder? -Me dijo el Ratón.

-Claro que no, ahora mismo me vestiré. Espérame.

Cerré mi ventana de golpe y empecé a elegir qué ropa ponerme... ¡Maldito ratón soy, no tengo ropa para ponerme! Una camiseta verde vi y no lo pensé dos veces. Bajé la escalera de madera que crujía con mis pasos.
-¡Ohh! ¡Las llaves! -Siempre se me olvidan las malditas llaves.
-Ratón tardón, ¡sal ya o llegaremos tarde, nos están esperando! -Dijo enfurecido mi amigo.

Abrí la puerta de mi portal y mi amigo sentado en la acera estaba.
-Por fin.
Polvos mágicos saqué de mi bolsillo para que las estrella me señalaran el camino hacia la playa...Una gran musical sonaba por todo el pueblo, con una gran luz de colores alumbraba la lejanía. Todos estaban contentos y llenos de felicidad y sus parejas traían.
-¿Dónde están los demás amigos ratón? -Pregunte yo
-Nos están esperando ya en la playa, ¡aligeramos no ratón!
Mis ojos brillaban, la luz me alumbraba, la música retumbaba mis oídos; ya llegamos a la playa.
Y allí estaba ella...

Estaba sentada en la balaustrada hablando con las amigas. -¡Que mona pensé yo! La miraba de reojo, no quería que me pillara.

-Ven Ratón te presentaré.-
-Señor ratón y Señora ratona, Señora ratona y Señor ratón.-

Soy un ratón muy cortón, mis bigotes se rizaron, nada más cuando nuestra caras se juntaron. Las estrellas se reían y más avergonzado me sentía. - ¡Ofú que vergüenza...,que bien olía! Noté algo raro en ella... Ella también me observaba y sentí curiosidad por ella... mis bigotitos la seguían.

-Tsss,tssss.- Me hablaban las estrellas...
-¿A qué esperas?, habla con ella... -Me dijeron.
-Ratón, ella te está mirando. -Me dijo mi compañero...

Con mis cuatros patitas me armé de valor, mi cola más temblorosa se ponía, cuanto más cerca de ella estaba. Intenté entablar conversación... ¡Gracias a dios las estrellas me ayudaban! Me encantaban sus risas y como hablaba, algo loca estaba... Pero me hacía reír que es lo que me importaba.

Todo el mundo nos observaba, nos miraban con cara de -¡Ooohhhhh!- Las estrellas brillaban más que nunca y la luz de la luna nos agradeció ese momento siendo iluminado por ella.-¡Que bella estampa decían las estrellas! -¡Que bello todo cuando la miraba yo a ella!-

Ella me pidió bailar, y mis orejas rígidas se pusieron, mi corazón estaba a mil. Ya pensaba que haría algo mal. Nos abrazamos los dos y empezamos a bailar... Su cintura tocaba..., ninguna curvatura de violín estaría tan perfecta. La calidez de sus manos..., ni tendría que envidiar al mismo Sol. Sus ojos oscuros..., alumbraban más que las noches con sus constelaciones. Asombrado estaba...Sin darme cuenta nuestros bigotes se entrelazaron y vino el primer beso.


La calidez de sus labios, su sabor... Su veneno entraba en mi sangre y se dirigía hacia mi corazón.
La noche se alargó más de la cuenta... Y ya no sería yo quien contara este cuento.


La arena de la playa fina, que sus olas bañaban, que custodiaban dos castillos de su mar salada. San Sebastián y santa Catalina nos aguardaba, debajo de un puente estábamos cuando el sol nos espiaba.

Pero el día llego a su fin, ella se tenía que ir. Triste me puse, ya que no me gustan las despedídas.
-¿Te volveré a ver?- dijo ella.
-¡Claro que sí!- dijo él.

Los días pasaron y nos enviábamos cartas, todos los días hablábamos, de verdad que me encantaba.

En pocos días la vi de nuevo, en la misma arena donde la conocí y en el mismo mar que nos miraba. Jugábamos todo el día, me sentía como un crio con ella. Era imposible estar serio, siempre me robaba una sonrisa. Nos mirábamos acostado en la arena..., nos abrazamos dentro del mar. Ella se enfurecía con sus amigos cuando le tiraban arena y yo me reía observándola. -¡Ojalá el tiempo se parase! Las caracolas y conchas nos envidiarían. Pero....la hora se estaba acercando para la despedida. Y finalmente el tiempo terminó.

-No quiero que te vallas. - Dije yo haciendo pucheros.-
-Yo no quiero irme- con su pucherito ella tan mona...
-¿Te acordaras de mí?- dijo ella.
-¡Siempre me acordare de ti!, como podría olvidarme.

Con un fuerte abrazo nos despedimos, y con caras largas cabizbajo nos fuimos. Estaba deseando llegar a casa para recibir una nueva carta de ella. Que me dijera todas esas cositas bonitas que me decía ella.
Con piropos... y letras de canciones. La que más me gustaba era una tal.... no recuerdo bien....
Decía que me imaginara, yo y ella bajo la lluvia intensa besándola
que lo nuestro no se acabaria, descontrolada
y que sin mí el amor no es nada, así que fuera con ella y que me pegara a ella.

Nos volvimos a encontrarnos de nuevo... y besos no hubo ese día. Fue un día raro para mí, la echaba de menos, quería besarla...pero no podía. Miles de ojos no observaban..., ella empezó a recoger conchas de la orilla del mar, bañando por la espuma con mar salada.

-¿Tu no me tenías que contar algo?- yo me extrañé.
-Cuéntame tu vida- me dijo ella ,cuando mi sudor caía por mi frente.

Mi vida no fue fácil cuando hablamos del amor, pero le conté todo lo que me pasó. Hubo comentarios de ella que me afectaron y mi corazón se congelo por un instante, mis bigotitos se aflojaron... Pensaba otras respuestas quizás... pero ese día no llegaron. Nuevamente el maldito tiempo se burló de nosotros, obligándonos a separarnos -¿Por qué no podría vivir cerca de ella?- pensaba.
Su pelo, su aroma, su risas, su mirada... lo grabé a fuego en mi mente, tan cálidos pensamientos me daba.

Hoy en día nos seguimos hablando y el día 10 de agosto fue un día muy especial para mí, porque le dije cuanto la quería y ella a mí. Ella muchas veces me sigue sacando los colores y me sonroja. Es verdad que algunas veces la veo apenada y me preocupo bastante ,la tristeza recorre mi cara. Pero supongo que al igual que ella me hace reír, yo le hago reír para que de nuevo renazca la primavera en su cara. -¡Hasta le he comprado un regalo! una piruleta de queso, espero que le guste, eso espero. Las estrellas me siguen preguntando por ella y mis amigos ratones igual. Estoy pensando en hacer mi equipaje para ir a verla y estar más tiempo con ella. ¡Que feliz estaría estar un fin de semana a su lado! Para ver una película juntos en el sofá, acorrucado los dos, ir a cenar a una pizzería y jugar con la comida, mientras el señor gato cocinero nos mira con el entrecejo enojado. ¡Que feliz me haría estar ahora mismo ahí contigo!

Pero pronto nuestros caminos se cruzaran y volveré a tenerte entre mis brazos saladita.
Yo te dejare que escriba en mi cuento....


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